Relatos

Al alba

Un día me iré sin avisar. Al despertar no me encontrareis. Pero hoy no. Hoy volveré a meterme en mi traje de cosmopolita y me pondré mi sonrisa de abogado. Volveré a ser el cínico que finge ser feliz con mi maravillosa esposa. Trabajare duro para pagar la hipoteca, la letra del coche y las facturas de la tarjeta de crédito. Y como cada día volveré a casa cuando haya anochecido, solo con fuerzas para meterme en la cama y soñar con el día en que antes del alba, cogeré mi moto y mi pistola, y me iré sin avisar.

Dulce Realidad

Anoche desperté de pronto. Abrí los ojos de golpe conteniendo un grito. El gris contorno de su cara lo dibujaba la luz nocturna de las farolas que atravesaban la ventana. El corazón acelerado retumbaba en mis sienes y el sudor me corría por el pecho. Hace tan solo un segundo su cuerpo estaba inerte entre mis brazos mientras luchaba por reanimarla.Hace un segundo estaba soñando, pero parecia tan real!
Su lenta respiración me fue tranquilizando como un milagroso opiáceo. Lentamente caí de nuevo en manos de morfeo, dando gracias por despertar cada día junto al calor de su cuerpo.


Cumpleaños

Apenas había terminado su trozo de tarta cuando fijó la vista en la ventana abierta. El sabor del chocolate negro le recordó que era un día especial. Quizás un cumpleaños, quizás el suyo, quien sabe. Solo sabía que se sentía bien, como siempre que le visitaban. Seguramente saldrían a pasear por el jardín a tomar el calor del sol de las tardes de invierno que tanto le gustaban. Eran cosas sencillas, pero no le puedes pedir más a la vida cuando casi rozas la centena. Por fortuna los años no podrían borrar de sus ojos sus sentimientos. Aunque no podía recordar su nombre, sabía que ella siempre había estado a su lado cuando la había necesitado. Dame un beso hija.

Octubre

Hacia el horizonte era donde había más naranjas, brillantes, rosados, algunos casi amarillos y a medida que se alejaban hacia arriba, se mezclaban con azules claros y morados, dando como resultado una gama imposible de azules y naranjas en cada nube. Era difícil ver algo tan hermoso en otra época del año, así que paró su moto y contempló el amanecer ambientado por el olor a lluvia de la noche. El suelo aun estaba mojado y apenas se oía el crepitar del bosque comenzando a revivir. Tan solo era otra mañana de otoño, pero quedo en su recuerdo por siempre.

La amante

Un jueves más estaba frente a ella. Eran las diez de la noche y al fin estábamos solos en la oficina. Hace tiempo que debería estar en casa con mi mujer, pero una vez más había caído en sus redes. Si lo pienso había pasado más horas junto a ella que con mi esposa, compartíamos más secretos e incluso se podría decir que éramos hasta amigos. Nunca imaginé que aquella noche fuera la última que la viera con vida. Sucedió de repente, sin previo aviso. Sus últimas palabras fueron: “ERROR GRAVE: Disco duro corrupto. Por favor reinstale todo el sistema.”

La ultima batalla

Caminaba entre huesos. Restos secos de otros que antes habían intentado vencer la maldición de aquel lugar que apestaba a muerte y podredumbre. Ya podía ver al menos tres enemigos empuñando sus herrumbrosas espadas y hachas. Guardianes incorruptibles del templo. Siempre vigilantes con sus cuencas vacías, sin carne, animados por la magia negra del espíritu de su dueño. Empuñó con fuerza el mandoble, preparado para la primera acometida. Tomo aire, alzo su arma por encima de su cabeza y profirió un grito que hizo temblar los muros de la hedionda catacumba: “Mago negro, álzate y lucha. Yo te desafío! AAAAAAh!!!”

El Goblin

Sus ojos no habían visto el sol. Siempre que el alba estaba cerca sentía un profundo sueño y tenía que dormir. En algún agujero en la roca o si era necesario escavaba un agujero en el suelo. Su olor se había forjado durante años de no lavarse, incluso la lluvia lo molestaba y apenas bebía agua. Se alimentaba de alimañas en épocas en las que no había guerras, pero su carne favorita era la humana. Ni siquiera la cocinaba, simplemente la engullía sin masticarla. Ya faltaba poco para la batalla, ya estaban cerca. Dentro de poco probaría su manjar favorito…

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